Laboratorio Internacional de Performance, Poéticas del Espacio

El Laboratorio Internacional de Performance, Poéticas del Espacio se realizó ente los días 23 y 28 de noviembre de 2015 en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), ubicada en el Municipio de Florencio Varela, Área metropolitana de Buenos Aires, Argentina.

Dicho laboratorio tuvo carácter investigativo, generándose experiencias de trabajo y experimentación colectiva, donde se entrecruzaron diversas realidades sociales, culturales, experimentales, éticas y políticas,  que propiciaron ámbitos de reflexión  y creación. Nuestro accionar fue pensado como un espacio de diálogo, en retroalimentación con los diferentes actores de la UNAJ.

Nuestro accionar lo enmarcamos en lo poético, como esa posibilidad de transformar y resignificar nuestras realidades cotidianas.

Trazos de canciones

Mi primer trabajo consistió en realizar junto a diferentes actores de la UNAJ un mapa vivencial de sus recorridos habituales en la institución, de modo de visualizar diferentes trazos subjetivos, diversas configuraciones territoriales en la misma.

La propuesta consistió entonces en mapear los trazos invisibles de los que circulan en la UNAJ, en su diario rehacer del mundo, tomando en cuenta las descripciones de los puntos que para ellos establecen la configuración de los territorios. A los trazos, que son los que crean las múltiples geografías del lugar, los pienso como  “sonidos”,  como “canciones”. Esas canciones nos posibilitarán ir abriendo caminos en esas geografías, para visibilizar esos territorios de afectos y afectaciones.

¿Cómo rastrear esas canciones imperceptibles? ¿Cómo intuir las indicaciones de los legados? Cada lugar de la UNAJ tiene su verso correspondiente, tiene sus ritmos. Esos versos, esos ritmos trascienden las lenguas y nos reúnen en un conocimiento común. Los encontramos en los relatos, en los cuentos, en los mitos. Cada uno tenía su modo de componer en el vasto mapa polifónico. Cada uno hacía su mapa en una hoja blanca usando marcadores de diferentes colores.

¿Qué sería el canto? ¿Desde donde cantamos el canto? ¿Cómo podemos ser capaces de cantar? ¿Hasta donde llega el canto? El canto no es algo que nos imponemos, ni imponemos intencionalmente. No hay que alcanzar nada. No hay que producir nada. En el canto entra el espacio interno del mundo. Es soplo de los que arriesgan. No es medida de lo perceptible. Significa palabra y lenguaje, pero que no se queda en el decir. El canto es un viento. Es un soplo más, seguido del silencio, que abre al mundo y a sus posibles transformaciones.

Foto: Gabi Alonso

Pensar lo impensable, oír lo inaudible

El segundo trabajo consistió en la realización de una acción artística que traía los trazos de los que circulan por la UNAJ y mis propios trazos. 

Captar las melodías de nuestros recorridos cotidianos, construidos en alteridad, es posibilitar un nuevo tipo de escucha. El oído sale fuera de lo que escuchamos habitualmente. Y así también nuestros pensamientos salen fuera del sistema que lo ha conformado y afirmado.

¿Cómo volver sensible un plano audible e impensable? Es difícil de atrapar porque son fuerzas en movimiento que están en contacto con la materia. Son fuerzas que pasan a través de las formas vivientes, las crean y las modifican. Las fuerzas nacen en conexión con alguna otra. Las fuerzas entran por agujeros, por fisuras, modificando formas, produciendo otras conexiones, obstrucciones y destrucciones.

Nacemos y vivimos modelados por las formas. Somos estructurados por los diversos puntos de vista. Podemos vivir gracias a las estructuras. Pero ninguna de ellas es eterna, pues las fuerzas las permean en todo momento. Los movimientos no dejan de reforzarlas, destruirlas o modificarlas en sus diferentes velocidades e intensidades.

Así la materia tiene sus posibilidades de estructuralidad, pero también de expresividad. Y llamamos expresividad a los derrames por fuera de la estructura.

El territorio no es espacio geográfico, sino que es aquello que se produce en la relación de los sujetos con las cosas, de manera que uno se sienta en casa. Tenemos muchos territorios. A veces los conocemos y otras veces no.

Creamos un territorio cuando creamos en un acto expresivo un concepto  desestructurante, que ayuda a pensar lo impensable, pero que rápidamente puede hacer aparecer reglas, otros ordenamientos. Se territorializa y se desterritorializa en simultaneidad.  Un movimiento con sus estratificaciones – estabilidades - y sus expresividades –cambios.

Las desestructuraciones pueden ser felices y creativas, y pueden ser letales. Pueden ser aliviantes o sofocantes ¿Qué materiales, concretos o abstractos, emplear para sostener, en un temporalidad y espacialidad determinada, la vida?

El canto de nuestros territorios – y su ritmos- no es la repetición de actitudes que se pueden dibujar sobre una hoja en blanco, sino aquello que las hace emanar y que es invisible y inaudible. 

La música o el arte de los sonidos, en tanto que evento del mundo y no de una disciplina, territorializa haciendo sentirnos cómodos. Otros movimientos expresivos  habilitan encontrarnos con nuevas cualidades del sonido, con nuevas percepciones. Hay que dejarse tomar por los sonidos en sí mismos….


Para producir el texto utilicé apuntes sobre el libro “La casa y el cosmos. El ritornello y la música en el pensamiento de Deleuze y Guattari” de Simone Borghi.


Foto: Diego Castillo



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